Opacidad completa en el TPP

 

ARNULFO R. GÓMEZ

7 de septiembre de 2015

Los empresarios son los que arriesgan y manejan la planta productiva nacional y, por tanto, realizan las transacciones domésticas y de comercio exterior, paradójicamente, en el caso del TPP son los que permanecen en ayunas sobre lo que se está negociando, independientemente de que es un tratado en el que nada tenemos que ganar porque los altísimos funcionarios mexicanos, en lugar de crear un marco sistémico en que la planta productiva nacional pueda trabajar competitivamente, la van a enfrentar con empresarios extranjeros cuyos países han creado un medio sistémico mucho muy competitivo, que son competidores directos nuestros en numerosos sectores en los que tradicionalmente fuimos destacados productores y exportadores como son el electrónico, la confección y calzado, para sólo mencionar tres muy importantes, y en los que hemos caído enormemente porque nuestro marco sistémico tan deficiente provoca que los costos de transacción con los que tienen que trabajar nuestros empresarios, sean muy elevados y poco competitivos.

 

Sin título

Como se puede ver, de las 176 variables que miden la competitividad en relación con 11 países integrantes del TPP, sólo en 23 tenemos ligera ventaja y total desventaja en 153. Especial referencia merece la calidad de las instituciones públicas pues todos esos países nos superan, con excepción de Perú, lo que muestra que esos países están mejor preparados para establecer políticas públicas realistas que generen beneficios para su sociedad. La misma decisión de participar en el TPP nos dice que las decisiones y políticas de nuestras instituciones públicas son incorrectas y nada realistas, y que sólo reflejan la improvisación que caracteriza a numerosos de nuestros altísimos funcionarios y teóricos encargados de diseñar la política de comercio exterior. Eso implica que tienen un enorme desconocimiento de los elementos fundamentales que constituyen nuestra realidad como son la estructura de la planta productiva nacional, la debilidad así como la reducida capacidad de nuestra oferta exportable, la operación real del comercio internacional y, lo que es peor, de la operación real de nuestro comercio exterior.

Para abundar en este ilógico “proyecto”, es importante señalar que los 6 países asiáticos del TPP con los que no tenemos TLC, representan un mercado lejano y marginal de sólo 155 millones de personas, de los cuales 90 millones tienen un ingreso per cápita de sólo 2,073 US y 30 millones de 11,073 US anuales, y si no hemos podido capitalizar las ventajas que tenemos con nuestros socios del TLCAN entre las que se cuentan la proximidad, la complementación, el acceso preferencial, el elevado nivel de vida y el gran volumen de importación que realizan, nada vamos a ganar con países tan lejanos, muy competitivos, nada complementarios, totalmente competidores directos nuestros y con bajo nivel de vida. A estos países no vamos a poder venderles ni tornillos, una manufactura en la que fuimos grandes productores y que ya casi ni los producimos por lo que nos hemos convertido en importadores netos. De 1995 en que importamos 431 millones US de Tornillos, pernos, tuercas, tirafondos, escarpias roscadas, remaches, pasadores, clavijas, chavetas, arandelas (SA 7318), pasamos a importar 2,499.7 millones US en 2014, gran parte de ellos para la industria automotriz de la que tanto hablan como modelo para el desarrollo de nuestro país pero en la que nuestra integración, de acuerdo con datos de ProMéxico, apenas es de 29%. Sin duda, añadiremos seis países más a nuestra gran colección de TLC’s pero con los mismos negativos resultados que hemos tenido con los anteriores.

 

 

El Presidente Enrique Peña Nieto está siendo mal asesorado.

 

Arnulfo R. Gómez

TPP en la opacidad, 07/09/2015, EMPRESA. EL UNIVERSAL.

ALBERTO BARRANCO CHAVARRIA.

A menos de tres meses de cerrarse la negociación para abrir el escenario al Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica, conocido como TPP, las bases empresariales están ayunas de información sobre el alcance de los compromisos y afectaciones del país en el concierto que involucra a 11 naciones

A diferencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, donde el “cuarto de junto”, es decir la asesoría del sector privado en la negociación, estaba atiborrado de figuras y de noticias, hoy el espacio está semidesierto. Quien encabeza la asistencia a las negociaciones oficiales es el empresario textilero Moisés R. Kalach, con la presencia de Juan Gallardo, Eduardo Solís y Benjamín Grayeb.

Lo grave del caso es que el marco del acuerdo en el que caben, además de Estados Unidos y Canadá, Japón, Malasia, Australia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Chile, Brunei y Vietnam, borraría prácticamente la potestad del TLCAN al quedar subordinado al nuevo escenario.

En la ruta de lo “oscurito”, se ha prohibido a las asociaciones de laboratorios químico-farmacéutico, similares y conexos, pronunciarse sobre uno de los puntos polémicos de la negociación que coloca en peligro la producción de medicamentos genéricos.

Como usted sabe, éstos representan 80% del cuadro básico constituido como eje para el abasto de fármacos a las instancias de salud pública en el país.

La pretensión de Estados Unidos, a título de protección de la propiedad intelectual, es extender la vigencia de las patentes.

Y como usted sabe, los medicamentos genéricos se producen justo con base a las sustancias activas de aquellos que agotaron su patente, es decir el derecho de exclusividad como cosecha por la investigación.

El plazo, de acuerdo a lo previsto en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, es de 20 años.

La carambola le pega de lleno al gran público, dado que este tipo de fármacos representa la alternativa para la población de menores ingresos ante la reducción drástica en su costo.

La pretensión de la nación de las barras y las estrellas es extender la vigencia de las patentes; aumentar la producción de datos clínicos y estrechar la vinculación de los registros con éstos, lo que en inglés se denomina linkage, cuyo cóctel no solo retrasaría la posibilidad de fabricar genéricos, sino colocaría en la escena el fantasma de la “perennización”, conocido en Estados Unidos como evergreening.

Estamos hablando de patentes a perpetuidad. La paradoja del caso es que el grito en el cielo no sólo lo había dado al interior del país la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos que agrupa a 52 firmas de capital 100% mexicano, sino su similar en Estados Unidos.

Ésta le planteó un pliego petitorio al representante comercial de su país en las negociaciones, Michael Froman.

En otro ángulo, está en el centro de la discusión la posibilidad de que el contenido nacional en contratos de obra pública obtenidos por compañías de los países en el llamado por sus siglas en inglés TPP, se reduzca de 60% a 30%.

La idea de reforzar al TPP surgió de tres países, Nueva Zelanda, Chile y Vietnam, ante la negativa de Brasil, Rusia y China de incluirlos en un bloque mercantil.

El segundo de los países le planteó la idea a la Casa Blanca, quien vio en la alternativa la posibilidad de contrarrestar el poderío chino.

Al encuentro se sumaron naciones con Japón, cuyo potencial automotriz amenaza la hegemonía de México en el mercado de Estados Unidos.

La tercera llamada está por llegar.

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